INDIVIDUO
CONCEPTO
La
concepción de individuo es sumamente
importante, en especial en nuestros días, porque solemos utilizarla como
sinónimo de ser humano. Para Peter Strawson (1919-2006), según su
libro Individuos, esta noción es una
de las más importantes para configurar nuestra concepción del mundo. De esta manera, la noción de individuo se entiende como un concepto metafísico: ser un individuo es una
manera específica de existir dentro
del mundo. Desde un punto de vista
metafísico, individuo se entiende en
relación con la noción de división: hablar
de un individuo supone la existencia de algo que no puede ser dividido
sin que pierda identidad. Si tomamos
un árbol, o cualquier otra entidad física, y se parte por la mitad, ya no
tenemos un árbol; este ha perdido la identidad.
Dado que la noción de división
es una noción física o material, en el sentido de que sólo las cosas con
propiedades físicas pueden ser divididas, solamente lo físico puede llevar la
clasificación de individuo. Sin embargo,
intuitivamente pensamos que ciertas entidades inmateriales, como el número 1,
también deben ser individuos porque son igualmente divisibles. Esto nos obliga a ampliar la definición de individuo como una noción que no esté
restringida a las entidades físicas sino que abarque a otras. Para esto, es posible afirmar que la
definición de individuo no se
determina en relación con el término de división,
sino con el de unidad. La noción de unidad parece ser, a su vez, metafísicamente problemática. Tomemos como ejemplo un automóvil. ¿Si la unidad es el automóvil, que sucede con
las llantas o las otras partes?
Una
posible manera de precisar mejor la noción de unidad y, por ende, la de individuo,
es entenderla como relativa a una categoría
ontológica. Si tenemos la categoría
ontológica de los objetos físicos y los definimos como las cosas que ocupan un
lugar en el espacio y tienen unos bordes cerrados en sí mismos, el automóvil y
sus llantas contarían de la misma manera como individuos. Sin embargo, si tenemos la categoría
ontológica de los medios de transporte y los definimos como las cosas
artificiales que pueden utilizarse para desplazarse de un lugar a otro, el
automóvil, y no sus llantas contaría como un individuo. El individuo se entiende, entonces, como
relativo a una categoría ontológica, que es, en últimas una definición de las
cosas que pueden existir. En consecuencia,
dentro de una categoría ontológica hay dos maneras de existir: como un
individuo o como algo general. Por ejemplo,
en el caso de la categoría ontológica de los medios de transporte, hay cosas
generales, como los medios de transporte de tracción mecánica o los
automóviles, mientras que los individuos serían unidades particulares, como
casa uno de los automóviles individuales que han construido.
Hasta
el momento, hemos hablado de individuo como una clasificación que no es
exclusiva sino que puede definir a cualquier ser animal, vegetal e incluso
inanimado. Sin embargo, a menudo
utilizamos este término como sinónimo de ser humano, como si los únicos
individuos fueran los de nuestra especie.
Para ese significado, es más adecuado utilizar la palabra persona.
EL CONCEPTO DE PERSONA
El
término persona es utilizado para
referirse a los individuos que hacen parte de la categoría ontológica de los seres humanos. Sin embargo, resulta sumamente
problemático definir la categoría ontológica del ser humano porque, en gran
medida, conlleva una cantidad inmensa de implicaciones,
principalmente de naturaleza ética y legal.
Por ejemplo, si definimos a una persona como aquella entidad que es
resultado de la fecundación de un óvulo biológicamente humano por un
espermatozoide biológicamente humano, eso implicaría que el aborto es inmoral
y, por lo tanto, que debe ser ilegal en todos los casos. En cambio, si tomamos la definición
aristotélica de ser humano como un animal racional, eso implicaría que el
aborto no debería ser ilegal porque es evidente que la racionalidad es algo que
sólo se alcanza por medio de un proceso de desarrollo cognitivo, inalcanzable
para un feto.
Otro
aspecto que nos permite entender por qué resulta tan problemático dar una
definición satisfactoria de categoría ontológica de los seres humanos es la dificultad de
abarcar la naturaleza multidimensional
de las personas. Las personas son
claramente seres biológicos pero su existencia cuenta con otras dimensiones
importantes. Parece evidente que las
personas son seres biológicos, y esto es una suposición fundamental del
desarrollo de disciplinas como la medicina y de las ciencias biomédicas, pero
también se considera lógico que la existencia de las personas no se agota en su
dimensión biológica.
Una
parte constitutiva del hombre es su dimensión
cognitiva que, en principio, no se contempla en la definición
biológica. Sin embargo, no podemos
entender la cognición como una capacidad independiente del sistema nervioso y
del ambiente, por lo que sería inseparable de lo biológico. Además, existen otros seres diferentes de las
personas, como los primates, que también cuentan con capacidades cognitivas
sólo que más sencillas. Entonces, la
existencia de las personas no es diferente de la de otras especies sino
simplemente más compleja.
EL INDIVIDUALISMO Y
SUS LÍMITES
La
Edad Moderna se caracteriza, entre otras cosas, porque en ella se conquistaron
los derechos y las libertades
individuales, lo que permitió una valoración distinta del ser humano. Con el tiempo, esta concepción de libertad
individual se convirtió en el llamado individualismo
posesivo, que es una teoría que concibe al hombre como propietario de sí
mismo y que sus capacidades no deberían ser limitadas por la sociedad ni por la
voluntad de los demás. En consecuencia,
la sociedad es concebida no como un grupo homogéneo sino simplemente como un
conjunto de individuos propietarios que
se relacionan mediante el intercambio de
unos bienes determinados. En últimas,
la teoría mantiene que cada individuo buscará su propio beneficio particular. Sin
embargo, esta concepción reduce excesivamente la realidad humana puesto que
toda persona necesita del apoyo y de la cooperación de la sociedad a la que
pertenece.
SOCIEDAD
Para
Aristóteles, una persona se entiende como un animal político, es decir, que necesita de la sociedad para poderse
desarrollar adecuadamente. Eso quiere
decir que el ser humano está lleno de carencias y necesidades que solo puede
satisfacer dentro de la sociedad. La dimensión
política del hombre supone la capacidad de relacionarse
discursivamente con otras personas para discutir, evaluar y encontrar el
bien común. Aristóteles afirma que esa
dimensión política del hombre está relacionada con una necesidad instintiva. Es decir,
la definición aristotélica del hombre propone que existe una tendencia en la
misma naturaleza de las personas que las lleva necesariamente, puesto que hace parte de su biología misma, a
entablar esas relaciones con otras personas.
De tal manera, vivir en sociedad es una exigencia de la naturaleza humana y, por ello, sería antinatural
intentar prescindir de ella.
Desde
otro tipo de concepción, el hecho de que las personas vivan en sociedad no
puede ser explicado en virtud de una disposición natural. Esta postura sostiene que, como el ser humano
no es sociable por naturaleza, la sociedad es una construcción artificial. La sociedad,
según esta concepción, es fruto de un acuerdo o un contrato social entre los seres humanos para evitar la lucha entre
unos y otros. Los principales
representantes de esta corriente son: i)
Thomas Hobbes (1588-1679) supone que, en un hipotético estado originario,
los seres humanos vivían en una asociación
caótica en la que cada uno, motivado por el propio egoísmo, está en permanente lucha con los demás. Esta es la razón por la cual afirma que el
ser humano es malo por naturaleza. El único impulso natural que obra en él
es la conservación y la satisfacción de las necesidades. De tal manera, la lucha por los recursos lo
llevó a asociarse bajo unas normatividades que regularan tal competencia. ii)
Jean Jacques Rousseau (1712-1778) plantea que el hombre, en principio, era
un ser
solitario que no necesitaba de la sociedad pero que buscó vivir en
ella movido por una piedad natural o
impulso benévolo por sus semejantes. Esto
supone que el hombre es bueno por
naturaleza. La vida en sociedad, a
la que llega empujado por un cambio notable en las condiciones de su hábitat,
es posible y positiva para su desarrollo humano mientras esté estructurada bajo
la forma de una comunidad unitaria y
no muy numerosa. Sin embargo, según
Rousseau, la aparición de la propiedad
privada es lo que impide una convivencia pacífica del hombre, de manera que
es la sociedad la que convierte al hombre en malvado.
LA IDENTIDAD SOCIAL
Todos
los seres humanos tenemos una identidad
personal que nos hace únicos con
respecto a las demás personas. La identidad
personal se refiere a las características que hacen que una persona sea esa
persona y no otra, como por ejemplo, el
tener unos ciertos recuerdos y experiencias determinadas. Sin embargo, la noción de persona solo tiene sentido en virtud de
una sociedad, lo que implica que no es posible entender qué es una persona de
manera totalmente independiente de sus relaciones con los demás. La identidad
social, entonces, se refiere a unos
criterios y rasgos que, en vez de distinguir entre una persona y otra,
determina si pertenece o no a un determinado grupo social: familiar, barrio, pueblo, nación, etc. Los criterios de identidad social son
determinados en virtud de unos procesos de socialización,
es decir, en relación con unos procesos mediante los cuales una persona
adquiere unas creencias, unos valores y demás características que la hacen
pertenecer a un determinado grupo social.
FORMAS DE
SOCIALIZACIÓN
Los
grupos sociales se definen en virtud de las creencias, las prácticas y las
relaciones que tienen con otras personas y en las maneras de valorar el mundo
al que pertenecen. Dado que todas estas
cosas van cambiando a lo largo del tiempo, los grupos sociales mismos deben
concebirse como estructuras dinámicas que
se van renovando constantemente. Y dentro
de esos procesos dinámicos de socialización, es posible identificar dos etapas
cruciales:
Socialización
Primaria
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Se refiere al proceso mediante el cual
una persona es introducida a un grupo social determinado. Comúnmente, este es el proceso que tiene
lugar en la niñez y que introduce al niño como parte del orden social. En las sociedades, una gran parte de la vida
del niño se dedica a aprender a las habilidades y los conocimientos básicos
necesarios para pertenecer a la sociedad.
Durante ese proceso, el niño no es realmente considerado como miembro
de la sociedad y, por ende, no puede involucrarse en la toma de decisiones ni
hacerse merecedor de algunos beneficios, como casarse, votar o adquirir una
propiedad. Igualmente, tampoco puede
hacerse responsable de algunos deberes, como la responsabilidad económica de
otros o participar en una guerra. Solo
mediante la demostración de algunas habilidades y unos conocimientos, el niño
puede entrar a formar parte del orden social que, en el caso de las
sociedades primitivas, se hace mediante un rito de iniciación y, en el caso
de nuestra sociedad actual, debe cumplir con la mayoría de edad.
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Socialización
Secundaria
|
Se refiere al proceso en el que una
persona, que ya es miembro de la sociedad,
se introduce en las dinámicas propias de instituciones particulares de la sociedad. Estas instituciones son principalmente de
naturaleza laboral, política o religiosa. Por ejemplo, cuando un miembro de una
sociedad ingresa a un trabajo, tiene que adaptarse a ciertas normas y reglas,
al igual que cuando se circunscribe en una determinada filiación política o
adopta una religión particular.
|
Bibliografía:
SANCHEZ
LEÓN, María Cristina y ORDOÑEZ PINILLA, Camilo y Otros. Pensamiento Filosófico 2,
Editorial Santillana, 1ª Edición, 2012, páginas: 79-81.
Actividades:
1.
Realice
un comentario sobre el siguiente interrogante: ¿Cuál es la diferencia entre la
noción de individuo y la de persona?
2.
¿Qué
relación puede existir entre las personas y la sociedad?
4.
Fecha
límite para la publicación de sus comentarios y el envío de sus correos: 13 de Septiembre/2013.