martes, 22 de mayo de 2012

Modernidad

 LA MODERNIDAD: UNA MANERA DE VER EL MUNDO

Lee el siguiente texto:

Tiempo: ¿Invención humana?
“La modernidad es un concepto exclusivamente occidental y que no aparece en ninguna otra civilización.  La razón es simple: todas las otras civilizaciones postulan imágenes y arquetipos temporales, de los que es imposible deducir, inclusive como negación nuestra idea de tiempo. (…)   La sociedad cristiana medieval imagina el tiempo histórico como un proceso finito, sucesivo e irreversible; agotado ese tiempo –o como dice el poeta: cuando se cierran las puertas del futuro- reinará un presente eterno.  En el tiempo finito de la historia, en el ahora, el hombre se juega su vida eterna. (…) 

¿Futuro..?
La modernidad es una separación. Empleo la palabra en su acepción más inmediata: apartarse de algo, desunirse.  La modernidad se inicia como un desprendimiento de la sociedad cristiana.  Fiel a su origen, es una ruptura continua, un incesante separarse de sí misma; cada generación repite el acto original que nos funda y esa repetición es simultáneamente nuestra negación y nuestra renovación.  (…)  La edad moderna se concibe a sí misma como revolucionaria…  El gran cambio revolucionario, la gran conversión, fue la del futuro.  En la sociedad cristiana el porvenir estaba condenado a muerte: el triunfo del eterno presente, al otro día del Juicio Final, era así mismo el fin del futuro.  La modernidad invierte los términos: si el hombre es historia y sólo en la historia se realiza; si la historia es tiempo lanzado hacia el futuro y el futuro es el lugar de elección de la perfección; si la perfección es relativa con respecto al porvenir y absoluta frente al pasado…pues entonces el futuro se convierte en el centro de la triada temporal es el imán del presente y la piedra de toque del pasado.  Semejante al presente fijo del cristianismo, nuestro futuro es eterno.  (…)  La eternidad cristiana era la solución de todas las contradicciones y agonías, el fin de la historia y del tiempo.  Nuestro futuro aunque sea el depositario de la perfección no es un lugar de reposo, no es un fin, al contrario; es un continuo comienzo; un permanente ir más allá.  (…)

¿controlamos el tiempo?
La oposición a la modernidad opera dentro de la modernidad. Criticarla es una de las funciones del espíritu moderno; y más: es una manera de realizarla.  El tiempo moderno es el tiempo de la escisión y de la negación de sí mismo, es el tiempo de la crítica.  La modernidad se identifica con el cambio, identifico al cambio con la crítica y a lo dos con el progreso.  (…)  La creencia en la historia como una marcha continua aunque no sin tropiezos y caídas, adoptó muchas formas.  A veces fue una aplicación ingenua del “Darwinismo” en la esfera de la historia y la sociedad; otras, una visión del proceso histórico como la realización progresiva de la libertad, la justicia, la razón, o cualquier otro valor semejante.  En otros casos la historia se identificó con el desarrollo de la ciencia y  la técnica o con el dominio del hombre sobre la naturaleza o con la universalización de la cultura.  Todas estas ideas tienen algo en común: el destino del hombre es la colonización del futuro.  En los últimos años ha habido un cambio brusco: los hombres empiezan a ver con terror el porvenir y lo que apenas ayer parecían las maravillas del progreso, hoy son sus desastres.  El futuro ya no es el depositario de la perfección, sino del horror.  Demógrafos, ecologistas, sociólogos, físicos y geneticistas denuncian la marcha hacia el futuro como una marcha hacia la perdición.  Unos preveen el agotamiento de los recursos naturales, otros la contaminación del globo terrestre, otros una llamarada atómica.  Las obras del progreso se llaman hombre, envenenamiento, volatilización.  No me importa saber si estas profecías son o no exageradas: subrayó que son expresiones de la duda general sobre el progreso.  (…)  

Debemos edificar una Ética y una Política sobre la Poética del ahora.  La política cesa de ser la construcción del futuro: su misión es hacer habitable el presente.  La Ética del ahora no es hedonista, en el sentido vulgar de esta palabra, aunque afirma al placer y al cuerpo.  El ahora nos muestra que el fin no es distinto o contrario al comienzo, sino que es su complemento, su inseparable mitad… El ahora nos reconcilia con nuestra realidad: somos mortales… En el ahora nuestra muerte no está separada de nuestra vida: son la misma realidad, el mismo futuro”.
Octavio Paz, Signos de Rotación.

Bibliografía:

VILLEGAS, Mauricio; CASAS, Javier y Otros. Sociales Integrada 9 (Educación Básica Secundaria),  Editorial Voluntad S.A., Bogotá-Colombia, 1990, páginas: 14 y 15.

Actividades:

1.    Con base en el texto, realiza un escrito referido a tu posición frente a la forma de ver el mundo llamado “modernidad.
2.    Es propio de la modernidad el afán de “progreso”, de querer estar en el futuro sin gozar del presente. ¿Qué consecuencias le ves a esa forma de vivir, con respecto a las riquezas del pasado y el gozo de vivir el presente?
3.   Las respuestas al interrogante 2 enviarla al correo electrónico solo.informes.ita@gmail.com
4.    Fecha límite para la publicación de sus comentarios y el envío de sus correos: 12 de Junio/2012.