sábado, 20 de agosto de 2011

Sentido de la Vida


EL PROBLEMA DEL SENTIDO DE LA VIDA

EL PROBLEMA DEL SUFRIMIENTO

Hambrunas en Africa
Todos sabemos que lo que más nos angustia del hecho de existir es la presencia constante del sufrimiento.  El temor a la muerte y la enfermedad, las desgracias humanas y lo absurdo, es decir inhumana, que puede parecer la vida a menudo, constituyen la fuente principal de los cuestionamientos desgarradores sobre nuestra razón de ser en el mundo.  El problema del sentido de la vida no es quizás un problema teórico sino sólo secundariamente; en sus orígenes se trata de un problema de índole práctico: el de cómo podemos sobrellevar el sufrimiento y ser felices. 

El sufrimiento es el verdadero problema humano.  Si nos detenemos a pensar sobre nuestra condición humana, lo que más nos cuesta comprender es por qué tenemos que padecer u sufrir.  Anhelamos todo el tiempo la felicidad y quisiéramos por todos los medios liberarnos de las pesadas cargas de la vida, de sus absurdos, de nuestros temores y vacíos.

Este es quizá el problema más serio con el que se tiene y ha tenido que enfrentar la filosofía y el único lo suficientemente importante como para que pensemos que una respuesta  a este problema es indispensable.  Al tratarse, además, de un problema que compete a todos los seres humanos por igual, independientemente de su historia, su cultura, su época, su clase social o su modelo de pensamiento, debemos pensar que todos los hombres somos filósofos en la medida en que tratamos de encontrar la felicidad cuando luchamos por tratar de superar el sufrimiento.

SCHOPENHAUER

Arthur Schopenhauer
La filosofía metafísica de Schopenhauer está consignada en su obra fundamental titulada El mundo como libertad y representación.  En ella explica que la realidad, en su totalidad, debe ser comprendida bajo dos aspectos fundamentales que conforman, por decirlo así, las dos caras de una misma moneda.  La realidad, “el mundo”, por un lado es representación.  Por este término debemos entender lo que los griegos llamaban “apariencia”, o usando el término castellano derivado del griego: “fenómeno”.  Un fenómeno es un objeto que se nos aparece no tal y como es en sí mismo, sino de la forma como nosotros podemos conocerlo.  La realidad la podemos conocer en la medida en que se nos muestra condicionada por nuestra capacidad humana de entenderla.  El mundo como fenómeno está constituido por el conjunto de nuestras experiencias, por el flujo constante de las mismas en el tiempo y por su presencia continua en el espacio.  Se trata de lo que nosotros en la vida diaria ingenuamente consideramos como la realidad de las cosas, pero que el análisis filosófico revela como manifestación de una realidad más sustancias que está habitualmente oculta.

Por otro lado, la realidad es, para Schopenhauer, lo que él llama “voluntad”.  El concepto metafísico de voluntad en Schopenhauer no hay que confundirlo con nuestro concepto cotidiano de lo que llamamos voluntad, aunque esa idea común y corriente nos pueda ayudar, en parte, a entender de qué habla Schopenhauer.  La voluntad metafísica es la esencia del mundo, lo que las cosas son en sí mismas y lo que causa los fenómenos, o en otras palabras, aquello que es el ser sustancial y que se manifiesta como representación en el mundo.   La voluntad, que es la realidad misma de las cosas, consiste en un deseo constante, en un impulso que se manifiesta en las fuerzas naturales más básicas y en el motor más profundo de las acciones de los seres vivos y de los hombres.  Ese deseo, que es irracional, y que no depende de nosotros ni de nuestra capacidad de comprender el mundo, sino del que antes bien nosotros dependemos, es el que origina todas las cosas y hace que sean reales.  Para Kant, las cosas en sí mismas son incognoscibles, pero par Schopenhauer es factible encontrar la manera de hablar metafísicamente de la realidad tal y como es en sí misma, creyendo que sí es posible su conocimiento, no directamente, por su puesto, pero sí a través de la diversidad de los fenómenos.

Para aclarar su teoría, Schopenhauer recurre a las doctrinas tradicionales de la filosofía clásica de la India consignadas en los textos de los Upanisads, según los cuales, el conocimiento de la realidad íntima de las cosas está habitualmente vedado a los vulgares ojos humanos por un velo de apariencias dispuesto entre la mente de los hombres y la esencia del mundo.

La vida consiste fundamentalmente en una lucha constante contra ese velo de maya (apariencias), contra esa manera de ver el mundo como apariencia, que suele ser fuente del engaño, el error, el mal, el sufrimiento y la infelicidad.  El objetivo de la vida de los hombres es liberarse de las ataduras del mundo de los fenómenos, y esa liberación, que es en esencia un acto de comprensión y que hace la felicidad, consiste en el reconocimiento de la identidad de nuestro verdadero yo, más puro y profundo –o Atman como se dice en sánscrito- con la esencia fundamental, la sustancia última del universo –o Brahman-.  Schopenhauer llama tanto a atman, el yo esencial, como a brahman, la esencia del universo, con una sola palabra: “voluntad”.  Después de todo se trata de lo mismo, de la realidad fundamental que se representa en el mundo fenoménico del velo de maya.

Oblación en el río Ganges
Ya podemos ver más claramente como la concepción metafísica de Schopenhauer puede permitirnos elaborar una respuesta al problema del sentido de la vida.  La fuente del sufrimiento es el desconocimiento de la verdad fundamental de la identidad de mi yo esencial y la esencia del universo; la creencia de que el mundo de las apariencias constituye la realidad total de las cosas.  Es nuestra incapacidad de ver detrás de la diversidad y pluralidad de los fenómenos en el velo de maya la que hace que vivamos atados, apegados a ellos, sin comprender la causa fundamental de los hechos, las cosas y las acciones.  Esa causa fundamental es la voluntad.  Y la voluntad es ciega, impersonal, irracional y constante.  Impulsa a todas las cosas a ser lo que son de manera inexorable y lleva a los hombres a actuar tal y como actúan.

Pero ¿para qué todo ese costoso y esforzado desenvolvimiento de materia, fuerzas, vida y mente consciente en la realidad, impulsado por una voluntad ciega que se disgrega en la multiplicidad desgarrada de los fenómenos del mundo?  La respuesta de Schopenhauer también es famosa: para nada.  Puede ser un verdadero quebradero de cabeza ponerse a pensar en una justificación final del universo y de la vida.  Schopenhauer que era inútil buscar una razón positiva de la existencia, más allá del vacío mismo.  La voluntad que se origina sin razón se dirige hacia la sinrazón, y así como antes de nacer y llegar a la vida no éramos nada, cuando arribemos a la muerte seguiremos siendo lo mismo: nada.

LA FELICIDAD HUMANA

La voluntad domina todas las cosas y todas las cosas se mueven regidas por la voluntad en su energía más esencial.  Pero aunque esa voluntad en sí misma no se dirija hacia ningún lado, así esa voluntad sea voluntad de nada, la existencia particular de los individuos y de los fenómenos se puede explicar en función de la voluntad que lo constituye todo.  ¿Qué es la vida humana, según esta perspectiva?  La vida de los hombres, dice Schopenhauer, oscila como un péndulo entre el dolor y el aburrimiento, entre el sufrimiento y el tedio.  Cuando tenemos muchas ocupaciones y deberes, cuando la vida nos agita con golpes y sucesos, nos quejamos y padecemos con el dolor que tales eventos nos producen.  El trabajo nos agobia por el cansancio que nos produce.  El desgaste que genera el esfuerzo de las tareas de la vida diaria nos desanima, y la actividad, que es indispensable para vivir, se nos vuelve fuente de penas y sufrimiento.  Pero cuando cesamos de trabajar, cuando nos deshacemos de nuestras ocupaciones y decidimos descansar, o cuando no tenemos qué nos preocupe y llene nuestras horas, nuestro sentimiento es el del aburrimiento.  Sentimos hastío si no hacemos nada, y el paso del tiempo se nos hace tedioso y hasta insoportable.

Schopenhauer explica muy bien esto con una metáfora: la vida humana es como los días de la semana; de lunes a sábado representa el sufrimiento por las ocupaciones, el domingo representa el tedio.  Los pobres sufren porque tienen que trabajar mucho.  Los ricos sufren porque no tienen que hacer nada.  La felicidad para Schopenhauer es pues, no un estado de alegría o dicha constante.  Eso es ilusorio.  La felicidad sólo puede existir de modo negativo, como ausencia de sufrimiento.  En la medida en que el péndulo de nuestras vidas no oscile en exceso y no se dirija a los extremos sino que trate de no oscilar tanto, seremos felices.  El péndulo no puede detenerse, por su puesto, pues eso sería la muerte.  Y suicidarse, como podría sugerir un extremista, para Schopenhauer no tiene sentido, pues ello implicaría ceder a la lógica de la voluntad misma.  ¿Qué le importa a la naturaleza la muerte de un individuo?  Nada.  La única posibilidad de superar el sinsentido y el sufrimiento es por medio de la negación de la voluntad, no a través de su afirmación.  Pero, ¿cómo es posible negar la voluntad? 

Joyas de Oro
Schopenhauer pensaba que a pesar de las dramáticas, en apariencia, conclusiones de su sistema metafísico, en el que la existencia total de las cosas no tiene sentido alguno, la felicidad humana si es posible.  Y esto, porque al ser nosotros no sólo parte del mundo de los fenómenos, sino también voluntad en esencia, somos capaces de negar ese vacío.  En la medida en que ese  vacío se genera por el ansia inagotable de poseer y ser, y en la medida en que ese vacío y sensación de sin sentido es el que genera el sufrimiento, pues nada en nuestra vida nos satisface por completo, lo que tiene que hacer el hombre para evitar ese sufrimiento es negar su voluntad, el anhelo fuente de desilusión y su apego por las cosas.

Referencias Bibliográficas

ARCHILA RUIZ, Leonardo, SERRANO LÓPEZ Guillermo y TORREGROSA, Enver.  Filosofía 11º, 2ª edición, Santafé de Bogotá, Editorial Santillana, páginas: 142-145.

Actividades:

1.    Con base en la información del texto, realice un comentario sobre el siguiente interrogante: ¿Cuál es el sentido de la vida?
2.    ¿Por qué sufrimos?
3.   La respuesta al interrogante 2º, enviarla al correo electrónico solo.informes.ita@gmail.com
4.    Fecha límite para la publicación de sus comentarios y el envío de sus correos: 09 de Septiembre/2011.